viernes, 28 de octubre de 2016

Empiezo a escribir.

Relato para el concurso de Zenda Libros #historiasdemiedo

Gracias a los escritores @VenetianVamp, @BlasRGEscritor y @ElExpecial por sus consejos y ayuda. 


EMPIEZO A ESCRIBIR


Al fin llego a la casa rural. Al fin podré estar dos semanas solo, sin interrupciones, sin llamadas comerciales, sin Internet y sus malditas redes sociales, sin mi mujer. Llevo meses planeando esto y siento una paz absoluta. Aislarme era la única manera de poder sacar todo lo que tengo dentro, necesito estar solo, lo necesitaba, lo he conseguido.

Tardé tiempo en dar con ella: una casa sin ninguna otra alrededor, alejada de cualquier centro urbano, en la montaña. Abro la maleta y coloco en el armario la poca ropa que traigo. No tengo pensado salir salvo si es por necesidad. He traído latas de comida suficientes para estas dos semanas, agua, café, mis pastillas para la tensión y algún analgésico. Si veo que hace falta algo más iré al pueblo de al lado, pero mi intención es estar tanto tiempo solo como pueda.

Escuché a un importante director decir que un guión se escribe o en 2 semanas, o en 2 años, y yo voy a hacerlo en 2 semanas. Es ahora o nunca, no quiero dejar pasar más tiempo. Después lo traduciré y enviaré a todo el mundo. Sé que tengo talento, tengo que mostrarlo, no puedo ni debo fallar.

Antes de empezar a trabajar miro qué hay en la casa. Veo que los anteriores inquilinos han dejado algunas botellas: ron y vodka. El ron es bueno, me vendrá bien un trago antes de empezar a escribir. Traje mi propia bebida, pero lo tomaré como un regalo de bienvenida.

Abro el portátil y empiezo a escribir.

Llevo ya tres horas trabajando, esto funciona, lo sabía, ya tengo las líneas generales de mi historia, el armazón. Un par de horas han sido suficientes. ¿Qué es ese ruido? ¿Un móvil? Parece que viene del baño, voy a ver, no recuerdo haber visto ningún aparato allí antes.

“Ahora estoy contigo, estoy ahí, contigo, y si quieres salir vivo de esta tendrás que hacer lo que yo te diga, cabrón”. El mensaje se repite, es el sonido de una alarma, ella lo ha cambiado, ella..

Debajo del móvil hay un papel.

Te conozco hijo de puta, sabía que me ibas a matar, me daba igual, pero ahora yo te lo haré pasar mal. ¿Has bebido ya de la botella de ron, verdad? Qué malo es conocerse. Sabía que no te podrías resistir. Un ron bueno y un vodka malo, no podía fallar. Pues sorpresa, porque diluida en ese ron hay una cantidad considerable de betabloqueantes. Sí, lo mismo que las pastillas que te tomas para la tensión, que como sabes, tomadas en gran cantidad te pueden provocar un paro cardíaco. Tu corazón irá cada vez más lento y...adiós. Pero tienes una oportunidad, mira en el cajón de arriba, al fondo.

Mierda, ¿cómo me puede estar pasando esto a mí? ¡Menudo imbécil! Claro, la zorra me miraría el historial del portátil o me puso un programa espía. ¡Me alegro de haberla matado, joder!

Es verdad, noto las palpitaciones, que el corazón late con más fuerza pero a un ritmo más lento. ¿Cuánta cantidad pondría? Me estoy mareando, puede ser sugestión, pero me estoy mareando.

Estoy tirado en el suelo del baño, me duele la cabeza y veo que hay mucha sangre en el suelo. Ya lo recuerdo, me he mareado, resbalado y en la caída me he dado con el pico del lavabo en la frente. Sólo hay sangre frente a mis ojos, espero que sea la única. Tengo que ponerme en pie y comprobar si es verdad lo que he leído.

A duras penas me levanto, me echo agua en la cara, me despejo un poco. Miro en el cajón de arriba y la veo, una jeringuilla. Joder, esto es una mierda, casi no puedo ni ver una aguja, me dan un miedo terrible, pánico, y la muy puta lo sabía.

El papel parece mirarme desafiante, le doy la vuelta, sigo leyendo.

Jajajaja! Te jodes, sé cuánto odias las agujas, pues una bien grande. ¿Recuerdas esa escena en Pulp Fiction? Pues ahora vas a ser John Travolta y Uma Thruman, todo en uno, el actor total. Tic-Tac Tic-Tac... Yo que tú no tardaría mucho, según mis cálculos ya te habrás tomado casi media botella. ¿O es que quieres venir a verme ya, tanto me quieres? ¡Jajajaja!

Odio las agujas desde niño, desde que en un centro médico visionario pensaron que el mejor remedio para acabar con las vegetaciones en la nariz de un niño era inyectarle nosequé en el fondo de la boca, sí, así como suena. Las odio desde que vi entrar esa aguja en mi boca estando sujeto por otro médico, desde que sentí el dolor más grande que he sentido en mi vida, desde que estuve sangrando por la boca después de ese pinchazo, y mi mujer, esa zorra psicópata a la que maté hace dos días, conocía esta historia.

No hay tiempo que perder, cojo la jeringuilla cargada, la aprieto contra mi pecho, cierro los ojos y la empujo con un fuerte puñetazo. Ha dolido menos de lo que pensaba, será por el ron, pero ha dolido. Estoy vivo, si pensó que no lo iba a hacer estaba equivocada.

Suena el móvil, el móvil que ella dejó, es una notificación, aparece un texto en pantalla.

¿Sigues vivo? ¿Te sientes mejor? ¿Notas los efectos de la adrenalina? Pues será el efecto placebo, porque no lo era, simplemente suero fisiológico mezclado con vodka, una bomba que, si no lo ha hecho ya, te terminará de matar. Sé que odias el vodka, lo sé todo sobre ti. Cómo sabía que eras un psicópata como yo, cómo sabía que nos terminaríamos matando. Ha sido un digno final, nos vemos en el infierno”.

Empiezo a vomitar, no me tengo en pie, caigo y mi cara golpea contra el suelo, justo donde está el charco de sangre que provoqué antes. Me muero, nadie llegará a saber de mi talento, tengo miedo.