sábado, 8 de julio de 2017

En mi siguiente película hay monstruo sí o sí. COLOSSAL de Nacho Vigalondo.

No soy crítico de cine, pero de vez en cuando me apetece escribir sobre una película que he visto. Una pequeña impresión, un par de pensamientos que me gustaría compartir.

Parece ser que Vigalondo quería hacer una película con monstruo, sí o sí. Estaba tan convencido que no lo dijo una vez si no dos en su propio twitter. 
Nacho es todo determinación. Le sigo desde hace mucho tiempo. En una de las primeras entrevistas que le escuche (era en radio y tras el estreno de Los Cronocrímenes), le preguntaron: ¿Y qué vas a hacer ahora? Y dijo: no sé, me tengo que poner a escribir.

En ese momento pensé que era presuntuoso pensar así. ¿Cómo sabía que lo próximo que iba a escribir sería bueno y que conseguiría financiación para rodar otra película? Ahora lo entiendo mejor. Nacho es un autor, dirige lo que escribe, así consigue ser el dueño de su mundo, un mundo que película a película nos describe la personalidad de su creador.

Vamos con Colossal. El mismo Nacho dijo que era un película autobiográfica, que Anne Hathaway era él, y eso te lo pone más fácil a la hora de interpretarla. De hecho, haciendo un pequeño ejercicio mental casi puedes poner la cara de Vigalondo encima de la de Hathaway y ves la película de otra forma. Al menos ahora, una vez la he visto, puedo hacerlo.

Uno de los grandes logros de la película es expresar algo tan íntimo y hacerlo divertido, interesante, grande. Es como entrar en un largo recuerdo del autor a modo de sueño, donde su censura personal subconsciente ha cambiado su cara por la de la protagonista, y su pueblo Cabezón de la Sal por el de las afueras de Nueva York.

(Un detalle a remarcar es el cómo se fotografía ese pueblo en la película, con tonos fríos que recuerdan a los del norte de España, como la de su Cantabria natal.) Vale, que parece ser invierno mientras ruedan, pero creo que el color es muy frío a conciencia.
Creo que el hecho de hacer protagonista a una mujer para contar su historia dio más libertad a Nacho a la hora de escribirla. Y sin duda consigue algo extraordinario, algo que es otro de los grandes méritos de la cinta, y es que al ver cómo actúa esa mujer, sin en ningún momento hacer "de mujer", nos provoque una cierta incomodidad. Una incomodidad que se produce al chocar en nuestra cabeza lo que hemos visto mil veces en otras películas y con los que hemos sido "mal educados" y lo que debería ser absolutamente normal. Y que es que el comportamiento de una mujer y un hombre deberían ser absolutamente indistinguibles, y mucho menos censurables, dependiendo de si una cosa la hace uno u otra.
Nada en Vigalondo es casualidad, y estoy convencido que al tomar la decisión de escribir el papel protagonista en femenino sabía que provocaría justo eso.

No voy a hablar mucho más de la película porque no quiero desvelar nada más. Me ha encantado, la he disfrutado muchísimo. Tiene ritmo, emoción y acción. Y mientras la ves estás "ahí", porque todos hemos tenido alguna recaída en nuestros infiernos y la película te situa de una manera muy inteligente frente ellos.

Nada más que dar la enhorabuena a Nacho y desear que siga haciendo un cine tan personal y tan necesario.

Id a verla inmediatamente, me lo vais a agradecer.




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