jueves, 11 de agosto de 2016

Drogas y amigos que ya no están.

Estos días estoy teniendo ciertos "problemas" con cuentas que se dedican a hablar de las maravillas de las drogas, no pasa nada.

Quería contar un poco el porqué de mi actitud crítica hacia las drogas, quizás así se entiendan mejor algunas cosas. Pero antes de nada, dejaré claro que no soy ningún talibán-antidroga. Creo que cada uno es libre de hacer lo que quiera con su cuerpo siempre que no afecte a los demás: tomar drogas, hacer salto base o tomarse una ensaladilla rusa en un bar en verano. (Mejor un poco de humor antes de entrar en faena).

Os cuento. 

CASO 1

Creo que fue en 1995 cuando me llamaron para decirme que un amigo del colegio había muerto en un accidente de coche. Resulta que este amigo volvía a casa de madrugada en coche, con su hermana, a por más dinero para seguir de marcha. Este amigo era consumidor de drogas desde hacía tiempo. De familia bien (su padre era un médico importante), se las había apañado para hasta estar amenazado por un cártel de los EEUU tras su estancia allí (sí, así como suena, me lo contó el mismo). En el accidente murió el y su hermana pequeña. Claro, no murieron por la droga, murieron al despedazarse tras un accidente brutal. Literalmente dijeron: tuvieron que recorgerlos con pinzas del suelo. Precioso todo. 

CASO 2

Yo tenía un buen amigo de la playa al que llamaremos José. José era muy muy buena gente. De un barrio marginal de Madrid, y como tantos amigos, consumía sus porrillos de vez en cuando. Un verano pasó, como pasa tantas veces, de los porros a la coca (y esto lo he visto, no me lo han contado). José era un gran conductor, le encantaba conducir y era fácil que hiciera viajes Madrid-Valencia- Madrid en menos de 24 horas, evidentemente gracias a las drogas. José murió en un accidente de coche. Otra vez por la manía que tienen los cuerpos humanos de dejar de funcionar cuando impactan a más de 120 km/h al caer, por ejemplo, por un barranco.

CASO 3

De joven yo tocaba en un grupillo de música, era el teclista y el batería mi buen amigo Carlos. Carlos era también buenísima persona. Como otros tantos, empezó por los porros y muy pronto pasó a la coca. Me impresionó mucho cuando, tras 10 años de no haberle visto, me lo encontré y parecía no haber pasado el tiempo, y lo digo literalmente. Puso una cinta con nuestra maqueta y no habló más que de este u otro concierto que habíamos dado. Fue una cosa muy rara. Él estaba muy alterado y con un discurso incoherente, me dio mucha pena.

Poco después me dijeron que había muerto, en este caso no sé las razones exactas, pero me las imagino. 

CASO 4

Un familiar de un familiar, muy joven. Habitual consumidor de casi todo tipo de drogas y ojo, con una vida perfectamente funcional. Pocas semanas después de casarse murió en un accidente de tráfico. Su familiar me dijo que cuando preguntaron a la Guardia Civil si había consumido drogas, los agentes respondieron: mejor no preguntar...y no lo hicieron.

Su madre nunca le volvió a ver la cara ya que fue un entierro con el ataúd cerrado, por razones obvias. 


Estos son solo casos personales, de gente que he conocido en persona, de muy buena gente que tuvo la mala suerte, un nefasto día, de empezar a coquetear con las drogas. 

Como ya he dicho muchas veces, mi mujer es psicóloga y trata a pacientes que además de ser adictos, tienen una enfermedad mental. A veces ya la tenían y otras muchas veces esa enfermedad mental se ha desencadenado tras el consumo de drogas. Me cuenta casos muy dramáticos a diario, pero hoy quería hablar de mis amigos. 

En fin, que esto es lo que hay y por todo esto es por lo que tengo esta actitud ante las drogas. Fumo tabaco y bebo alcohol, y cuando era más joven (aunque había cosas que me daban miedo) no era ningún santo. Esto no impide que ahora tenga una actitud crítica contra las drogas, para mí, la mayor lacra de este país. 



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